Mi padre

Hablar sobre mi padre resulta un tanto complicado. Se puede decir que es un hombre de pocas palabras, un tanto reservado, y muy trabajador. Es bajito, algo regordete, y con una barba que a mi parecer le queda muy bien. Siempre lleva sus gafas consigo, y esas camisas de cuadros de mil colores diferentes.

Siempre he pensado que mi padre era muy suyo, un hombre tranquilo que nunca busca ningún problema, con mucha paciencia, sobre todo conmigo cuando mi vaguedad me puede. Mi madre siempre ha dicho que uno de sus defectos era lo bueno que era.

Cuando era joven practicaba atletismo, y en su época de estudiante se pasaba horas en frente de los libros. Se encargó del negocio familiar y al igual que su madre estudió farmacia. De él he aprendido que la constancia y el trabajar duro es muy importante, que debo estudiar para conseguir todo aquello que quiera en la vida, como él siempre me ha dicho. 

Todos sus amigos y familia coincidirían conmigo al decir que es un hombre muy gracioso, siempre cuenta esos chistes que en ocasiones no tienen gracia al ser tan malos, pero viniendo de él tienen algo especial. En Nochebuena siempre pone ese casete de chistes que grabó cuando tenía 25 años, y se le ilumina la cara al ver que nos reímos con ellos.

Para mí es un referente, y aunque sea reservado y no suela decir mucho que me quiere, sé que lo hace con locura, y mi madre y yo le estaremos eternamente agradecidas. 





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